Los toldos verdes en España se han convertido en una seña de identidad, ya que vistieron las fachadas de la mayoría de los edificios del boom de la construcción de los años 60 y 70 del pasado siglo y lo siguen haciendo hoy en día.
Han sido objeto de estudio por el investigador Pablo Arboleda y el fotógrafo Kike Carbajal que han profundizado en la historia de los toldos verdes en su foto ensayo «Toldo verde: postales de otro patrimonio», que recopila datos, curiosidades y vidas relacionadas con este elemento arquitectónico. Incluso tienen su propio grupo de Facebook “Amigos del toldo verde” donde se recopilan fotografías y reflexiones sobre este fenómeno
Origen de los toldos verdes
Boom inmobiliario: la popularidad de los toldos verdes comenzó durante el período de mayor construcción residencial en la historia de España, coincidiendo con el desarrollismo franquista. Entre 1960 y 1975, se construyeron alrededor de 4 millones de viviendas en España. A la vez se producía la migración de muchas familias de los pueblos a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida y se fueron instalando en estas nuevas áreas residenciales. Los toldos verdes se convirtieron en un símbolo de la clase trabajadora que aspiraba a mejorar su bienestar.
Gama de colores limitada: en esta época de desarrollo urbanístico, las empresas de toldos ofrecían una gama de colores muy limitada que se reducía prácticamente al verde, azul y naranja. El color verde fue el preferido por ser un color neutro que combina muy bien con el ladrillo, que fue el material más utilizado en las fachadas. También el color verde fue elegido por su capacidad para absorber menos calor y por su resistencia al desgaste que produce el sol, al ser un color frío transmite una sensación de frescura. Además de tener un componente emocional de conexión con la naturaleza, que funciona como un recuerdo del campo y de los espacios verdes que se fue comiendo el ladrillo.
Uniformidad: una vez que se adoptó en los primeros edificios, por imitación se fue extendiendo a los demás, con la idea de crear una uniformidad visual en los barrios.
Lo que comenzó como una solución práctica al sol abrasador, hoy es un símbolo de identidad y tradición. Los toldos verdes son mucho más que simples piezas de tela: son testigos de la historia cotidiana. Así que la próxima vez que pases por un balcón con un toldo verde, recuerda que tras esa lona hay historias y curiosidades de una época.
Actualmente, la gama de colores es muy amplia y los toldos que se instalan son muy variados, tanto en color como en forma y funcionalidades.
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